Hemiplejía moral y Democracia

Según la RAE, la política es el “Arte, doctrina u opinión referente al gobierno de los Estados”. Es de sentido común suponer que, si hay un político que aspira a presidir y gobernar su país, lo normal es que lo haga respetando los derechos de sus ciudadanos y garantizando sus libertades, no incitando al discurso excluyente y de odio, y, sobre todo, atendiendo a la diversidad ideológica que puede darse en este. De lo contrario, este político no estaría defendiendo un régimen democrático, sino una dictadura autoritaria, segregatoria, cruel y amoral.

Hay ciertos comportamientos abyectos que no pueden ser tolerados en un país que se considera democrático. Los debates siempre han de ser sanos y enriquecedores, y no una batalla de carroña en la que se sobrepasen todos los límites de la tolerancia y el respeto. Por poner un ejemplo, un partido que se considere demócrata jamás podrá decir que las personas LGTBQI+ necesitan terapias de reconversión, porque estarán atentando contra los derechos y las libertades de parte de sus ciudadanos. Tampoco podrá decir nunca que deportará a ciertos inmigrantes por su procedencia, a pesar de tener documentos oficiales que acrediten que su nacionalidad es la de ese país, porque estarán siendo, además de xenófobos, segregadores y antiliberales. A su vez, sería impensable para un demócrata decir que la violencia no tiene género, cuando los casos de violencia machista sobre los casos de maltrato de la mujer hacia el hombre son enormemente superiores. Tampoco es demócrata lamentar la muerte de alguien que ha sido el iniciador de una organización criminal que ha asesinado a centenares de personas.  Todo lo descrito es blanqueamiento del odio y la violencia, o, en pocas palabras, antidemocracia.

En el terreno de lo que ahora tristemente nos asola, la pandemia, es también ser antidemócrata el querer levantar repentinamente todas las restricciones con motivos económicos, porque, de manera secundaria e indirecta, se le estaría negando el derecho a la salud y a la vida a muchos de los ciudadanos por el riesgo de muerte que conlleva la enfermedad. 

Es posible también que muchos encuentren un contraargumento a este último alegato arguyendo que se está limitando el derecho a la libertad de circulación de los ciudadanos de la nación. Me gustaría plantear aquí la siguiente cuestión: ¿Qué es más valiosa, la vida y la salud, o la libertad de circulación orientada al ocio? Que reflexione el lector. 

Volviendo al tema central, el discernimiento entre un demócrata y un autoritario pseudodemócrata, cabe mencionar que muchos evitan posicionarse dentro de esas facciones, pero de alguna forma, ya sea en su manera de expresarse o utilizando algunos argumentos falaces, acaban cayendo en la carroña. Uno de los métodos favoritos de estos falsos demócratas para justificar ciertos actos objetivamente condenables y cuya justificación solo se comprende si nos referimos al término orteguiano de hemiplejía moral es el uso de la conjunción adversativa “pero”. Veamos un ejemplo práctico e inocente: 

“Es cierto que él ha matado a tu mascota, y lo condeno, pero ten en cuenta que hace diez años tú le robaste un bolígrafo”

¿Veis cómo queda esa oración con la preposición adversativa “pero”? ¡Está justificando el asesinato de un animal! ¿Son el hurto de un bolígrafo y la matanza de una mascota hechos comparables? En mi opinión, en absoluto. De hecho, es una falacia tu “quoque”. Lo mismo ocurre en determinadas ocasiones en la política, cuando le ocurre algo objetivamente execrable, abyecto y despreciable a alguien y se usa el, a veces terrible, nexo adversativo para, en parte, no condenar y justificar un acto. 

¿Entonces, qué es democracia? Democracia es respetar la libertad y el derecho de todos, no discutir ni justificar de manera indirecta terribles verdades apodícticas con la adversativa. Democracia es no blanquear injusticias, vayan o vengan de quienquiera que exista en el mundo. Democracia es pluralidad, diversidad y pacifismo, no confrontación, odio y ponzoña. Democracia es justicia, ética y tolerancia. Democracia es ser uno mismo sin dañar a los demás, y entender a los demás sin dañarse a uno mismo. Democracia es ser realista y verdadero. Democracia es ser libre uno mismo y dejar a los demás serlo. Democracia es unidad. Democracia es respetar la democracia ¿Antidemocracia? Lo contrario. 

Artículo de opinión realizado por Miguel Palma, de 1º Bachillerato A